“La gente feliz no solo acepta el cambio, ¡lo aprovecha! Son las personas que dicen: ¿Por qué habría de querer que mis próximos cinco años fueran como los últimos cinco?”
(Del libro: ¡Sea feliz ya!, de Andrew Matthews)
La felicidad no es una circunstancia ideal en tu vida, es la actitud que tienes ante la vida. Si quieres que las cosas sean diferentes, tienes que tomar el riesgo de cambiar tu forma de pensar y crear pensamientos, si cambias tu actitud, cambias tu vida.
Nuestra mente necesita tener cierto nivel de certidumbre ante el futuro inmediato para sentir seguridad. En ese sentido es que el cambio nos genera miedo, al no estar seguros de lo que puede pasar a consecuencia de dicho cambio. Y sin embargo, la vida es un proceso en el que los cambios se dan constantemente.
Algo que estamos aprendiendo es que derivado de los cambios en la tecnología (transporte, comunicaciones, informática, globalización, cambios climáticos, etc.), los cambios en nuestra vida ocurren cada vez con mayor velocidad, en periodos de tiempo cada vez más cortos.
Por ejemplo: en los años cincuenta del siglo pasado (¡que lejos se oye eso!), una empresa podía elaborar su manual de procedimientos y trabajar 15 o 20 años sin tocarle un pelo. En la actualidad, los procedimientos se actualizan al menos una vez al año.
Otro ejemplo, son las computadoras. Una máquina con más de tres años de antigüedad, ¡ya es obsoleta!
Por lo anterior, nuestra capacidad de respuesta para adaptarnos a los cambios cada vez debe ser mayor, para mantenernos al día y seguir hacia delante.
Cuando empiezas a reflexionar sobre el cambio, te das cuenta que es parte de de nuestra vida: hoy no somos los mismos de ayer, aprendimos algo, tuvimos diferentes experiencias y mañana seremos diferentes. Hasta a nivel de nuestras células, estamos en un proceso de cambios y renovación constante. ¿Entonces, por que tener miedo?
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