lunes, 31 de enero de 2011

LAS FUERZAS DEL CORAZÓN, EL AMOR Y EL MIEDO, PARTE 2


En su libro “Conversaciones con Dios”, Neal Donald dice que a las personas nos mueven dos tipos de energía: el amor y el miedo.
Hablemos del miedo.

Durante siglos y siglos, en todas las culturas de las que tenemos conocimiento a través de la historia, nos han enseñado que los líderes de estos grupos de seres humanos – pueblos, sociedades, culturas - han utilizado la energía del miedo para mantener controladas y sumisas a las multitudes.

En la actualidad lo seguimos viendo, a través del miedo se puede controlar a las personas, a las multitudes. El miedo se transmite a través de los medios de comunicación y quien tiene el control de estos medios o el dinero para pagarlos, tiene el poder.

Si lo consideramos a nivel personal, ya que los cambios que podemos realizar cada uno de nosotros, es a nivel personal - solo podemos cambiarnos a nosotros mismos – podemos entender la diferencia entre los miedos naturales y los miedos aprendidos o condicionados.

¿Alguna vez pensaste que muchos de los miedos que tienes, pueden ser miedos aprendidos durante tu infancia, o en otra etapa de tu vida?

Lo más impresionante, es darnos cuenta de que algunos de esos miedos los hemos venido arrastrando durante muchos años, sin darnos la oportunidad de enfrentarlos para finalmente, liberarnos de ellos.

Tenemos miedos que no entendemos, porque en realidad, no representan un riesgo para nuestra integridad física o nuestra vida, pero que nos dominan, que nos limitan e influyen en nuestras actitudes ante las circunstancias que nos tocan en la vida. Están tan metidos en nuestras creencias, que siguen afectándonos a pesar del tiempo y de que seamos adultos.

En la vida encontramos maestros o personas que nos orientan y nos ayudan, no importa si es mucho o poco, a veces son ellos mismos, los ejemplos que necesitamos para aprender y avanzar en nuestro camino. Si encontramos las personas adecuadas, o enfrentamos por nosotros mismos esos miedos aprendidos, podemos liberarnos de ellos y en consecuencia, vivir con menos miedos y le dedicamos más espacio al amor.

Podemos hacer una buena analogía. ¿Qué tan parecidos son la luz y la oscuridad, con relación al amor y el miedo? La oscuridad solo existe en la medida en que la luz no está presente. Las noches son perfectas para experimentar esto en cualquier lugar que nos encontremos: En donde ponemos una luz, la oscuridad desaparece. No es que exista una lucha en ningún sentido. La oscuridad solo es la ausencia de la luz, de la energía que se manifiesta como luz. De manera semejante podemos hablar del amor y el miedo.

Solo hay que separar los miedos naturales de los miedos aprendidos. Los miedos naturales constituyen nuestro sistema de seguridad, sin esos miedos no sobreviviríamos mucho tiempo o resultaríamos lastimados constantemente.

El miedo es una emoción que de forma natural se dispara cuando percibimos a través de nuestros sentidos un peligro, un riesgo a nuestra integridad física o incluso a nuestra vida. El miedo funciona como nuestro sistema de seguridad, trabaja como una alarma ante un riesgo o un peligro, sin importar si es real o imaginario. Basta con que nuestra mente lo perciba para que la emoción se dispare.

Es simple. Si no nos damos cuenta del riesgo o peligro al que estamos expuestos, simplemente no sentimos miedo.

El miedo es también una de las emociones más fuertes que tenemos, porque su función es preservar nuestra vida y nuestra integridad física.

Los otros miedos, los miedos aprendidos, son aquellos que fuimos asimilando a lo largo de nuestra vida. Amanera de ejemplo recordemos algunas cosas que mucha gente le dice a los niños.

A muchos de nosotros nos toco escucharlo o incluso decirlo
  • Si no me obedeces y vienes conmigo, te vas a quedar solo.
  • Nadie te va a querer si no… (aquí puede ir la condición que quieran o recuerden)
  • Si no haces esto o aquello, te voy a pegar.
  • Cuando llegue tu papa vas a ver.
  • No te alejes de mi porque te van a robar / te vas a perder / te lleva el viejo del costal.

Esto es solo una muestra de cómo hemos usado el miedo para controlar a las personas que más amamos – los niños - . La pregunta sería, ¿Dónde está el amor si lo que estamos creando es miedo?

Estamos creando miedos para controlar y muchas veces, esos miedos se quedan en el inconsciente de las personas, que los van cargando a lo largo de su vida, durante muchos años.

El miedo, genera inseguridad en las personas; cuando el miedo es muy grande, incluso se puede convertir en una reacción agresiva y puede llegar no solo a la violencia verbal, también a la violencia física.

No podemos dejar de sentir miedo, pero si podemos diferenciar entre los miedos naturales y los miedos aprendidos; solo necesitamos liberarnos de los miedos que nos paralizan, que nos estorban, que en realidad no nos sirven para nada.

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