Con el pensamiento del día, estamos leyendo el libro de Jorge Bucay "El camino de las lágrimas" y el texto toca el tema de la viudez, de la pérdida de la compañera o compañero de vida que en muchos casos, nos ha acompañado durante años.
Una amiga, me comentó que le había inquietado el texto, por que la hizo reflexionar sobre su situación, "estoy en la línea de los que pueden partir" me dijo. Esto me dio pie a escribir para ella y también lo comparto con ustedes:
"Todos en algún momento de nuestra existencia hacemos conciencia de que nada es para siempre y que también nosotros tenemos una fecha de caducidad, pero nadie sabe cuándo es el momento de concluir nuestra estancia en este mundo.
Eres muy afortunada, porque has llegado a
esta etapa de la vida y tienes muchas bendiciones a tu alrededor. Cada día que
despiertas, abres los ojos y te das cuenta de que sigues aquí, significa que
tienes una nueva oportunidad de ser feliz, de disfrutar de todas las cosas que
están a tu alcance el día de hoy, de disfrutar de tus seres queridos. Recuerda
que la vida es solo presente. Mañana, quien sabe si estemos aquí mañana.
Te platico algo: yo en la adolescencia pensé
en cuanto tiempo quería vivir y me dije que sería hasta los 70 años, cuando
todavía fuera independiente y pudiera hacer todo por mí mismo, con mis
facultades completas (no podría decir si en plenitud o no). Así que este año cumplí
55 y me quedan 15 más para aprender a vivir mejor, para compartir lo que voy
aprendiendo y realizar las cosas que quiero hacer en esta vida.
La realidad es que nadie sabe si va a vivir
100 años. Muchas personas mueren en los primeros años, otros a mitad del camino,
por ejemplo, Michael Jackson solo vivió 50 años y ni la fama, ni el dinero, le
dieron más tiempo de vida. Otros más afortunados o desafortunados, según el
caso, llegan a edades muy avanzadas, tanto que ya no pueden valerse por si
mismos y los tratan como niños pequeños: les dan de comer, usan pañal, los
ayudan a levantarse, algunos no pueden ni caminar. ¿Por qué es la diferencia?
No lo puedo explicar.
Yo creo que cada uno de nosotros, llega a
este mundo por una razón. Y en su momento, también por alguna razón, lo dejamos.
Entre ese paréntesis (como le decía Mario Benedetti a la vida), tenemos muchas cosas que hacer. Entre las tantas cosas que tenemos que hacer, hay dos muy importantes…
Entre ese paréntesis (como le decía Mario Benedetti a la vida), tenemos muchas cosas que hacer. Entre las tantas cosas que tenemos que hacer, hay dos muy importantes…
1.- Aprender. Somos seres espirituales
viviendo la experiencia humana. Toda nuestra existencia nos la pasamos
aprendiendo, hasta el último momento.
2.- Ser felices. Estamos en un mundo
maravilloso, que en sí mismo encierra tanta belleza, que a veces no sabemos
disfrutar de esos pequeños milagros que día a día nos toca vivir.
Es cierto que también lloramos y vivimos
experiencias difíciles, dolorosas al extremo. Pero eso, también es parte del
aprendizaje, de la experiencia de nuestra vida en la tierra.
Vive tu día, este día, como si fuera el
mejor día de tu vida.
Date permiso de saborear, de sentir, de
oler, de ver la inmensidad y el detalle de la naturaleza, siente el amor de las
personas que te quieren, date permiso de ser simple, de reírte de tonterías, de
valorar todo lo que tienes, de decir te amo, te necesito, te perdono.
Solo tenemos una vida. Hagamos que sea la
mejor vida que podemos tener.
Cuando te toque llegar a la línea, como
dices, que sea en plenitud, sin pendientes, sin nada guardado por vivir. Satisfecha
y feliz de haber vivido. En paz contigo misma y con el mundo. Que puedas hacer
tuyo el verso de Amado Nervo: nada te debo, nada me debes, estamos en paz."
No se trata de no tener miedo a morir, eso es natural. Es tu instinto de conservación haciendo su trabajo.
Se trata de vivir de una forma plena, hasta donde las circunstancias te lo permitan.
Empecemos un nuevo año, con la vista puesta en el futuro, sin lamentar nada de lo pasado, pero con los pies y la mente en el presente.
Feliz inicio de año 2014.
Ricardo
1 comentario:
Tremenda reflexión sobre dos años de ausencia.
Publicar un comentario