martes, 7 de febrero de 2012

LA MENTE JUEGA CON NOSOTROS



Nuestra mente suele jugar con nosotros y de vez en cuando rescata del archivo mas enterrado alguna experiencia que nos causó dolor.

Esto pasa cuando estamos en el proceso de cambio y nuestra mente trata de volver a lo que fue nuestra vida anterior, donde predominaban las cosas negativas y tristes.

Si nosotros queremos dejarlo atrás, la pregunta es ¿como le hacemos?, como logramos que nuestra mente deje enterradas todas aquellas cosas que ya no son buenas para nosotros, que ya no son útiles en nuestra nueva forma de pensar y de vivir.

La respuesta es, si se puede y para eso, tenemos dos herramientas o llaves, que nos permiten soltar las emociones ligadas a los recuerdos dolorosos.

Porque al final de cuentas, si cuando eramos niños nos caímos y nos raspamos las rodillas, no tenemos porque volver a sentir el dolor de la raspada. La caída quedó en el pasado, quizá la raspada dejó una cicatriz, pero ya la dejamos sanar y ya no duele.

Como decía, tenemos dos llaves para soltar las emociones ligadas a las cosas desagradables del pasado.

Es importante entender que solo existe el presente, solo podemos vivir en el presente. Le decimos a nuestra mente que deje ir el dolor y el sufrimiento que acompaña a todos esos recuerdos, que ya no tienen porque influir en nuestra vida presente. Si algo hicimos mal, si en algún momento nos equivocamos, en este momento nos perdonamos y nos hacemos responsables por nosotros mismos, por nuestra conducta, por nuestras decisiones, por nuestras palabras y nuestros actos. Pero siempre en el presente.

Esta llave es el perdón. Nos perdonamos a nosotros mismos y perdonamos a los demás. Si alguien nos hizo daño, tenemos el recuerdo de la cicatriz, sabemos que no podemos confiar y no le permitimos a nadie que nos vuelva a dañar. Pero no guardamos ningún rencor, lo liberamos para siempre.

La segunda llave, es el amor. El amor que nace de lo más profundo de nuestro corazoncito y que empieza por amarnos a nosotros mismos. Ya sabemos que somos responsables de nuestra vida, de nuestra mente y de nuestro cuerpo. A partir de este sentido de responsabilidad por nosotros mismos, nos amamos y nos cuidamos, nos protegemos, nos damos permiso de ser felices en el presente, ahora mismo. Ya habrá momentos en que nos toque pasar por alguna circunstancia difícil o dolorosa; pero una vez que la pasamos, la podemos dejar atrás y seguir con nuestra misión de vida: aprender a través de la experiencia humana y disfrutar las pequeñas y grandes cosas que están a nuestro alcance.

Esta llave es el amor. El amor que empieza por nosotros mismos y que podemos compartir con las personas que queremos.

Es un solo e inmenso amor, que compartimos en todo tipo de relaciones con las personas, con los animales e incluso con las cosas que nos gustan y que disfrutamos mientras están con nosotros.

El perdón nos libera, el amor nos permite disfrutar de nuestra vida, de cada experiencia que nos toca vivir.

Pero ojo, el perdón no es un juego. No se vale tirar la piedra y luego pedir disculpas, u después volver a tirar otra piedra, pensando que basta con volver a pedir disculpas. Eso puede pasar una vez, porque todos corremos el riesgo de equivocarnos, de cometer errores. Cuando somos responsables, cuando somos conscientes de las consecuencias que nuestros actos pueden traer, entonces nos toca ser responsables desde antes, desde que tomamos una decisión, porque ya sabemos que ese tipo de actos van a dañar a otras personas y que en realidad no nos benefician en nada

No hay comentarios: