“Para encontrar, tienes que buscar” (Andrew Matthews)
Para encontrar tienes que buscar, es cierto. Aunque puede ser que sin querer te encuentres con algo que no estabas buscando. En este aspecto, también es importante saber o al menos tener una idea de lo que quieres buscar.
Podrías encontrarte con un gran tesoro, pero si no te das cuenta, seguramente terminarás botándolo o abandonándolo donde lo encontraste.
Habrá otras ocasiones en que encuentres algo valioso y estés lo suficientemente atento para reconocerlo y aprovecharlo. Como en el cuento de Aladino. Podría haber abandonado la lámpara, o podría haberla vendido por una simple moneda y todo hubiera sido diferente.
A eso le llaman casualidad y es una de las situaciones menos probables. Si te quedas quieto, esperando a que las cosas se acomoden a tu gusto e interés, terminarás muerto, sin haber logrado aprender nada. Por eso es importante la búsqueda, porque la vida nos fue dada para vivirla, para experimentar las emociones, para disfrutarla, para aprender de ella.
Si en algún momento sientes que no encuentras la dirección de tu vida, es importante detenerte un momento, para analizar lo que es importante para ti. No lo que otros dicen que es importante, sino lo que es importante para ti.
Muchas veces a lo largo de nuestra vida, enfrentamos situaciones difíciles. Quizá alguna decisión que tomamos en esos momentos, no fue la adecuada. Siempre es saludable detenerse un momento de vez en cuando, hacer a un lado los problemas del momento y evaluar si lo que estamos viviendo es realmente lo que queremos.
Si crees que te perdiste en el camino, recuerda que mientras estás vivo, puedes cambiar, puedes modificar tus objetivos de vida, tu plan de vida. Y el mejor momento para hacerlo, ¡es el presente! No importa lo que haya pasado antes, eso se queda en el pasado y hoy es el primer día del resto de tu vida.
Si querías subir una montaña y piensas que ya no vas a llegar a la cima porque no tienes tiempo suficiente, o los recursos, o lo que sea, considera esto: Si te quedas en el mismo lugar y no haces nada, seguramente no va ha pasar nada malo, pero te vas a sentir igual que los últimos dos años.
Si empiezas a buscar tu sueño, a caminar hacia la cima de la montaña y disfrutas el trayecto, el aprendizaje, la experiencia de vida, ¡al final no será tan importante si llegaste o no a la cima! ¡Habrás ganado una riqueza personal invaluable y te sentirás feliz y satisfecho porque hiciste tu mejor esfuerzo!
Nadie vive dos veces y nadie puede recuperar el tiempo que pierde esperando que las circunstancias cambien para acomodarse a lo que nosotros desearíamos. El cambio depende de ti, si tu cambias, todo lo demás empieza a cambiar.
lunes, 12 de octubre de 2009
lunes, 5 de octubre de 2009
El propósito
“Actúa como si todo suceso tuviera un propósito, y tu vida tendrá un propósito.” (Andrew Matthews)
En la vida todo tiene un porqué y un para que. Cuando tomamos la responsabilidad de nuestra propia vida y aprendemos a amarnos a nosotros mismos, nos aceptamos tal y como somos; somos conscientes que una de nuestras tareas a lo largo de toda nuestra vida, es aprender; la otra tarea es vivir felices, ser felices la mayor parte del tiempo.
A lo largo de estos dos procesos, participamos, damos, compartimos, recibimos, somos parte de algo, somos importantes para otros, pero sobre todo, somos importantes para nosotros mismo. Somos la persona más importante del mundo para nosotros mismos; el mejor día de nuestra vida, es hoy, porque lo que realmente tenemos es el presente.
Vivimos el presente y soñamos el futuro; vivimos del esfuerzo diario, de la diaria faena, en la diaria búsqueda de nuestros sueños, que de estar en el futuro, se van volviendo realidades del presente.
Cada uno de nosotros somos seres únicos e irrepetibles, por eso, las comparaciones son absurdas.
Si dejamos a un lado la indiferencia y cambiamos nuestra actitud, podemos hacerlo. Actuar como si todo suceso tuviera un propósito, así empezamos a ver que todo lo que pasa sucede por algo, para preparar algo mas, para darnos la oportunidad de aprender y hacer algo. Busquemos en los sucesos, en las circunstancias, que parte de ellas tiene efecto en nuestros principales propósitos en la vida, que son: aprender y ser felices.
Estos dos propósitos se logran a través de la experiencia. La vida es una gran experiencia, que está compuesta por miles y miles de pequeñas experiencias. Cuando descubrimos porque necesitamos una experiencia, la vivimos con pasión, aprendemos la lección y ya no tenemos que volver a pasar por ella. Ya no será necesaria en nuestra vida.
Una parte importante del aprendizaje, es darnos cuenta que nuestros subconsciente está conectado al conocimiento universal. Nuestra guía es esa voz interior, es nuestra intuición, es nuestro corazón, quien nos orienta en lo que necesitamos encontrar.
Para ello es necesario acallar el mitote que forman nuestras viejas creencias, es necesario silenciar la mente, que es la voz del ego, para empezar a encontrar el silencio interior, aquel que existe entre pensamiento y pensamiento, como explica el Dr. Miguel Ruiz en su libro “oraciones”.
Para llegar a este punto, necesitamos haber pasado por diversos cambios: cambios en nuestra actitud, cambios en nuestras creencias, cambios en nuestros conceptos.
Sin embargo, el camino más largo empieza por un paso. De igual manera, el camino del conocimiento de nosotros mismos, empieza por buscar, respuestas, ideas, cosas, maestros. Cuando empiezas a buscar tu conocimiento interno empezará a funcionar y poco a poco, el propósito de las cosas empezará a ser más claro.
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