"La alegría está en hacer lo que te gusta, y en extenderlo porque así lo decides, no porque tengas que hacerlo. Lo que hagas para ganarte la vida es un vehículo para relacionarte con la gente."
Del libro "Sea feliz ya", de Andrew Matthews
Desechemos la idea de que trabajar es un castigo.
Desechemos la idea de que trabajar es un castigo.
Trabajar nos permite desarrollarnos como personas, relacionarnos con otras personas, tener una función útil y obtener los recursos para cubrir nuestras necesidades.
No importa que trabajo estemos haciendo, si lo hacemos con gusto, lo haremos bien y más rápido; esto nos abrirá el camino hacia un mejor trabajo, a obtener un mejor ingreso, es parte del aprendizaje, es nuestra forma de ser parte importante de un proceso y de ser útiles.
Más importante que hacer lo que te gusta, es hacer con gusto todo lo que de cualquier manera tienes que hacer.
Mucha gente tiene una idea guardada en su cabecita como algo bueno e ideal: quedarse en su casa sin tener que hacer nada.
Imagínate que existiera una sociedad secreta con muchos recursos, que te diera una vivienda sencilla, pequeña, que no te costara nada; que pagara los gastos más indispensables como la luz, el gas, el agua; que te llevaran lo mínimo necesario para que comieras tres veces al día – aunque siempre fuera lo mismo –. ¡Te imaginas!
Entonces no tendrías necesidad de salir ni de tratar con nadie, o sea, no tendrías ninguna de esas “obligaciones”, ni tendrías ninguno de esos “problemas”, todo estaría ya resuelto.
No tendrías que estudiar, ni tendrías que trabajar, ni tendrías que cumplir con reglas sociales de convivencia ni nada por el estilo.
En primera instancia y sin pensarlo mucho, parecería genial.
Yo creo que podrían ocurrir dos cosas:
La primera es que te conformarías, te tirarías a no hacer nada, a no pensar en nada. Poco a poco te convertirías en un ser sin ambiciones, sin esperanzas, sin expectativas, sin sueños, sin emociones, inútil para el resto de la sociedad y para cualquier otra persona. La vida pasaría sin sentido y morirías en soledad, sin dejar ningún legado a nadie. Te abrías convertido en una especie de parásito.
La segunda, es que a las pocas semanas te darías cuenta de que eso no es lo que quieres en realidad. Tienes un espíritu, un alma que encarno en este mundo para aprender, para ser feliz, para disfrutar de la vida; tu esencia de ser humano, te reclama, participar, ser productivo, sentirte útil, ser parte de de la vida de otros, convivir con otros, salir y hacer el mejor trabajo, sentir la satisfacción de haberlo hecho bien, saber que mereces el dinero que ganaste, que puedes elegir en que lo usas, que puedes crecer como persona y disfrutar de la vida junto con otras personas.
Somos seres gregarios, vivimos en grupos y tenemos valores esenciales como el
respeto, el amor, la solidaridad, la honestidad. Somos parte de algo, participamos, somos útiles y aportamos.
Eso es lo maravilloso de estar vivo, que cada nuevo día es una nueva oportunidad.
Tenemos todas las herramientas necesarias para hacer un gran trabajo con nuestras vidas.
¡Tomemos el reto con valor y responsabilidad! ¡Estamos vivos y podemos hacerlo!