martes, 18 de abril de 2017

LA GENTE FELIZ APROVECHA LAS OPCIONES DE CAMBIO


La gente feliz no solo acepta el cambio, ¡lo aprovecha! Son las personas que dicen: ¿Por qué habría de querer que mis próximos cinco años fueran como los últimos cinco?

(Del libro: Sea feliz ya, de Andrew Mathews)



 
Cuando alguien nos habla de hacer cambios en nuestra vida, nuestro inconsciente se resiste por miedo.
 
Generalmente creemos que tenemos el control de todo lo que pasa en nuestra vida, tenemos cierta seguridad en que las cosas van a permanecer igual por mucho tiempo. Tenemos establecidas rutinas y hábitos, cuyos resultados o consecuencias son conocidas, lo que nos da una agradable sensación de seguridad.

Sin embargo, la vida es un largo camino lleno de cambios, nada que esté vivo permanece igual. De manera constante, cambiamos: crecemos, aprendemos nuevas cosas, conocemos gente diferente, emprendemos nuevos proyectos, hacemos cosas nuevas.

El cambio es una parte inherente de estar vivo, es crecer, desarrollarse, moverse, aprender.

La diferencia está en la actitud que tenemos ante esa serie de cambios. Muchas veces nos entusiasman, otras nos sentimos temerosos al principio, pero luego nos adaptamos y seguimos adelante. Lo más difícil es cuando tenemos miedo, nos resistimos, lo sufrimos, tratamos de evitarlo.

Si entendemos que el miedo es nuestro sistema de seguridad, que nos ayuda a mantenernos vivos, a evitar peligros y correr riesgos innecesarios, podemos diferenciar las situaciones en las que podemos estar en peligro y aquellas en las que el miedo solo es reflejo de sentirnos inseguros.

Recuerda que la felicidad no es una circunstancia ideal en tu vida, es la actitud que tienes ante la vida. Si quieres que las cosas sean diferentes, tienes que tomar el riesgo de cambiar tu forma de pensar y crear pensamientos. Si cambias tu actitud, cambias tu vida.
 

lunes, 2 de enero de 2017

EL MEJOR LUGAR PARA CAMBIAR

 
1.-        Por lo general, el mejor lugar para un nuevo comienzo ¡es donde estás! Antes de cambiar de dirección, ¡piensa en cambiar de actitud! Cuando cambias, tu situación cambia. Es una Ley.

(En realidad no es necesario esperar a que las circunstancias cambien y sean de tal o cual manera para empezar a cambiar, basta con que tú lo decidas)

Tu momento de poder siempre es el presente, por lo tanto, el mejor momento para tomar decisiones y hacer cambios en tu vida, es hoy.

De hecho, todo lo que ya paso, es imposible cambiarlo precisamente porque ya paso. No puedes tomar nuevas decisiones en el pasado, lo que hiciste, está hecho y así se queda.

No puedes tomar decisiones o cambiar tu vida en el futuro, porque el futuro todavía no ha llegado. Puedes posponer y creer que lo harás mañana o cuando exista una determinada condición. Es solo una forma de evitar la responsabilidad de tomar la decisión en el presente. Puedes planear el resto de tu vida o imaginar los mas grandes y maravillosos sueños, pero finalmente la decisión la tienes que tomar en el presente.

A veces, todo lo que tenemos es tiempo. Aunque generalmente decimos lo contrario, de hecho lo creemos firmemente. Pero el tiempo es nuestro y podemos decidir, siempre en el presente, como lo vamos a utilizar. Es nuestra responsabilidad la forma en que lo utilizamos, la forma en que establecemos prioridades.

Hoy es el mejor momento de tu vida, hoy puedes decidir lo que quieres para el resto del año, para el resto de tu vida. Hoy tomas las decisiones y hoy inicias estos cambios.

Mañana, quien sabe, puede que ya no estés aquí.
 
 

jueves, 29 de diciembre de 2016

ARREPENTIMIENTO O APRENDIZAJE


A lo largo de nuestra vida, tomamos decisiones o hacemos cosas que no resultan como las pensamos. A veces salen tan mal las cosas que terminamos haciendo daño a alguien o que sin quererlo echamos a perder algo, sin que en realidad esa fuera nuestra intención.

No es el caso de las personas que intencionalmente lastiman o le hacen mal a otras personas, con mala fe o coraje. Ese no es el caso del que hablaremos aquí.

En este caso, nuestra intención no era causar daño, pero algo salió mal.
 
Nuestra primera reacción es sentirnos mal, sentirnos culpables por lo que paso. Es algo natural, es parte de nuestro repertorio de emociones. Lo importante es entender que guardar esos sentimientos de culpa y sentirnos mal por mucho tiempo, no cambia nada ni beneficia a nadie.

A la culpa generalmente le sigue el arrepentimiento. Es decir, somos conscientes del daño causado y no quisiéramos haberlo hecho, pero lo hecho, hecho esta. No podemos cambiar lo que ya paso. La culpa y el arrepentimiento son emociones naturales, las vivimos, las aceptamos y las dejamos atrás, porque la culpa y el arrepentimiento por sí mismo, no resuelven nada. Pero son las señales de que nuestros principios están sanos y que podemos diferenciar entre el bien y el mal. No sentir culpa si que sería un problema moral y ético. Pero la culpa y el arrepentimiento no deben durar mas allá de lo necesario.

Lo más importante de esa mala experiencia, es reconocer nuestra parte de responsabilidad y hacernos cargo de ella para no repetirla. Esto es bastante difícil, porque desde pequeños aprendimos que reconocer la propia culpa o asumir la culpa por otros, traía consigo un castigo. Le tenemos miedo al sufrimiento, sea físico o emocional, por eso lo primero que hacemos es evitar reconocer nuestra responsabilidad, tratar de que la culpa la cargue algo o alguien mas, con la simple intención de evitar el castigo.

Pero si logramos que alguien mas tenga la culpa, entonces nosotros estamos bien, no tenemos que corregir nada, ni preocuparnos por nada. Ahí es donde se pierde la oportunidad de aprender y mejorar con la experiencia vivida, es una lección de vida que no tomamos y que tendremos que repetir muchas veces. ¿Te ha pasado esto? ¿Lo has repetido muchas veces? ¿Cómo puedes aprender algo, si aparentemente no tuviste nada que ver?

La única forma de aprender, es reconocer nuestra responsabilidad en lo que paso, ya sea parcial o total. Es decir, nos damos cuenta de que hicimos algo mal y lo más importante es aprender la lección y no volver a repetirlo.

Muchas veces es más importante enfocarse en la solución del problema primero y luego revisar que es lo que salió mal o lo que se hizo mal. Ese es el aprendizaje. Si aprendemos la lección, crecemos como personas y como seres humanos. De esta forma ya no necesitamos guardar culpas ni arrepentimientos.

Yo creo en la responsabilidad personal desde el momento de tomar las decisiones, de hacer o no hacer. Si decido hacer algo, lo hago con la seguridad de que esa es mi decisión y asumo las consecuencias. ¿Por qué hacer algo, si sabemos que después tendremos que arrepentirnos?

En realidad, todo tiene consecuencias. Generalmente son buenas o digamos que son las consecuencias que esperamos, una relación causa – efecto conocida y aceptada. Otras veces las consecuencias son inesperadas o no deseadas.

Cada experiencia en nuestra vida, es parte de nuestra razón de estar en este mundo, es una lección que necesitamos aprender. Por eso es tan importante aprender a pasar de la culpa y el arrepentimiento, a la responsabilidad y el aprendizaje.

Saludos
 

miércoles, 22 de junio de 2016

PAULO COELHO, EL GUERRERO DE LA LUZ

Buen día.
Después de un buen tiempo sin escribir, retomo el blog para compartir con ustedes las reflexiones sobre el libro de Paulo Coelho, el "Manual del Guerrero de la Luz".
 
¿Qué es un guerrero de la luz? Paulo Coelho lo empieza a definir así: "Es aquel que es capaz de entender el milagro de la vida y luchar hasta el final por algo en lo que cree..." y concluye: todos somos capaces de esto.
 
Todos podemos ser guerreros de la luz. Lo único que necesitamos es despertar nuestra conciencia y tomar la responsabilidad de nuestros actos y nuestras intenciones.
 
En realidad, "guerrero de la luz" sería como una etiqueta que podemos poner a las personas que están en el proceso de despertar su conciencia. Pero con etiqueta o sin ella, la esencia de las personas no cambia. Como explica el Dr. Miguel Ruiz en "los cuatro acuerdos": somos seres de luz. Lo que realmente somos es la energía vital que anima nuestro cuerpo y estamos en el mundo viviendo la experiencia de existir como seres humanos.

lunes, 17 de agosto de 2015

VIVIR TOTALMENTE, VIVIR INTENSAMENTE (II)

Como les decía, nuestra mente es la administradora de nuestros recursos. Imagínate que es un mayordomo o ama de llaves, muy eficiente, leal y sumamente responsable al cumplir sus obligaciones. Está permanentemente a nuestro servicio. Hace su trabajo lo mejor que puede, con lo que sabe hasta el momento.


La situación es que en algún momento perdimos la comunicación, la conexión con nuestra mente. Por lo tanto, si no somos capaces de decirle lo que queremos, nuestra mente sigue haciendo su trabajo con lo sabe: lo que aprendimos a lo largo de nuestra vida.


Es decir, no nos hacemos responsables de comunicarnos con nuestra mente y decirle lo que realmente queremos. Estamos desconectados.


Si de niño aprendiste a criticarte, aprendiste miedos que ahora no puedes superar, si aprendiste que no podías hacer muchas cosas, que no eras lo suficientemente bueno o que no servías para algo, tu mente lo sigue creyendo y actúa de acuerdo a esas creencias.


Por eso, vas a un curso de superación personal, sales con una enorme motivación, pero al paso de los días, vuelves a la misa rutina de siempre. Tu mente sigue haciendo su trabajo y como estas desconectado de ella, no le has comunicado que ahora quieres hacer las cosas de manera diferente.


Entre las herramientas mas importantes que tiene nuestra mente, está el miedo. El miedo es nuestro sistema de seguridad. Si nuestra mente reconoce algo que puede dañar nuestra integridad e incluso, hacernos perder la vida, sentimos miedo y buscamos la manera de sentirnos a salvo. Sin embargo, también tenemos muchos miedos aprendidos y nuestra mente no reconoce la diferencia, la tenemos que ayudar nosotros.


miércoles, 10 de junio de 2015

VIVIR TOTALMENTE, VIVIR INTENSAMENTE

La vida, nuestra vida, es esencialmente presente. Desde el momento en que nacemos, hasta el momento en que dejamos este mundo, es presente. Nadie muere la víspera, dice un dicho. Cada quien morirá en el momento que le corresponde.

Nuestra mente es el mecanismo que administra toda la información que se acumula a lo largo de nuestra vida, en inmensos archivos que se van quedando guardados, hasta que algo, como un olor, un sabor, un sonido, una frase, se asocia con un recuerdo y lo recuperamos tan vivido como lo fue en su momento. Todo lo que hemos vivido, está ahí, celosamente guardado.

Nuestra mente es buena administradora, pero nunca pierde de vista su función principal: mantenernos vivos, resguardar nuestra integridad física, asegurarse que estamos a salvo. Para esto se sirve de todas las señales que vienen del exterior y que recibe a través de nuestros sentidos, así como de nuestro interior, como son nuestros instintos, las experiencias y los recuerdos.

Aquí es donde se generan nuestras emociones, a partir de la información que recibimos y de acuerdo al significado que aprendimos a darle a cada cosa. Si no recibimos la información, no se genera la emoción.

Por ejemplo, llegas a tu casa y ves que hay algo en un rincón. Puede ser un pedazo de cable o puede ser una víbora. Si crees que es un pedazo de cable tirado, no representa ningún peligro para ti y la emoción no se dispara. Si la identificas como una víbora - tu mente tiene registrado que hay víboras venenosas, que te puede morder y puedes perder la vida - entonces la emoción se dispara y te asustas, gritas, pides ayuda, buscas algo para matarla.

De manera similar, si llegamos a nuestra casa, no vemos la víbora y ésta se va sin que nos demos cuenta, entonces la emoción no se dispara. No nos dimos cuenta de que quizá estuvimos en peligro de morir.

Otra característica de la mente, es que trabaja constantemente con los recuerdos de las experiencias y de la información que hemos aprendido. Tiene que estar constantemente revisando el pasado, para compararlo con lo que está pasando en el presente y asegurarse que todo está bien. Por eso le cuesta tanto trabajo mantenerse en el presente.

Además, nuestra mente aprende a evaluar lo que pasa en el presente y en función de eso, trata de prever el futuro, es nuestra herramienta para planear, para hacer proyectos, para crear expectativas. A veces estamos más preocupados por lo que podría pasar en el futuro - cercano o lejano - que en darnos cuenta de lo que tenemos en el presente.

En resumen, nuestra mente se mueve constantemente hacia el pasado y hacia las expectativas del futuro, por lo que es tan difícil que se quede en el presente.

Y sin embargo, todo lo que tenemos es presente, aquí y ahora.

Así que me dije a mi mismo: "mi mismo, tenemos que hacer algo"

Lo primero es recordar que no somos la mente, que no somos el cuerpo. El cuerpo y la mente son nuestras herramientas para vivir la experiencia humana. Nosotros somos la conciencia detrás de la mente, la energía vital que le permite vivir a esta máquina maravillosa que es nuestro cuerpo.

En segundo lugar, hay que entender que nuestra mente es la administradora de los recursos que hemos acumulado a lo largo de la vida, de nuestras experiencias y recuerdos. Pero que sea la administradora no quiere decir que sea la que manda.


lunes, 30 de diciembre de 2013

FELIZ INICIO DE AÑO 2014

 
Con el pensamiento del día, estamos leyendo el libro de Jorge Bucay "El camino de las lágrimas" y el texto toca el tema de la viudez, de la pérdida de la compañera o compañero de vida que en muchos casos, nos ha acompañado durante años.
 
Una amiga, me comentó que le había inquietado el texto, por que la hizo reflexionar sobre su situación, "estoy en la línea de los que pueden partir" me dijo. Esto me dio pie a escribir para ella y también lo comparto con ustedes:
 
 

"Todos en algún momento de nuestra existencia hacemos conciencia de que nada es para siempre y que también nosotros tenemos una fecha de caducidad, pero nadie sabe cuándo es el momento de concluir nuestra estancia en este mundo.

Eres muy afortunada, porque has llegado a esta etapa de la vida y tienes muchas bendiciones a tu alrededor. Cada día que despiertas, abres los ojos y te das cuenta de que sigues aquí, significa que tienes una nueva oportunidad de ser feliz, de disfrutar de todas las cosas que están a tu alcance el día de hoy, de disfrutar de tus seres queridos. Recuerda que la vida es solo presente. Mañana, quien sabe si estemos aquí mañana.

Te platico algo: yo en la adolescencia pensé en cuanto tiempo quería vivir y me dije que sería hasta los 70 años, cuando todavía fuera independiente y pudiera hacer todo por mí mismo, con mis facultades completas (no podría decir si en plenitud o no). Así que este año cumplí 55 y me quedan 15 más para aprender a vivir mejor, para compartir lo que voy aprendiendo y realizar las cosas que quiero hacer en esta vida.

La realidad es que nadie sabe si va a vivir 100 años. Muchas personas mueren en los primeros años, otros a mitad del camino, por ejemplo, Michael Jackson solo vivió 50 años y ni la fama, ni el dinero, le dieron más tiempo de vida. Otros más afortunados o desafortunados, según el caso, llegan a edades muy avanzadas, tanto que ya no pueden valerse por si mismos y los tratan como niños pequeños: les dan de comer, usan pañal, los ayudan a levantarse, algunos no pueden ni caminar. ¿Por qué es la diferencia? No lo puedo explicar.

Yo creo que cada uno de nosotros, llega a este mundo por una razón. Y en su momento, también por alguna razón, lo dejamos.




Entre ese paréntesis (como le decía Mario Benedetti a la vida), tenemos muchas cosas que hacer. Entre las tantas cosas que tenemos que hacer, hay dos muy importantes…

1.- Aprender. Somos seres espirituales viviendo la experiencia humana. Toda nuestra existencia nos la pasamos aprendiendo, hasta el último momento.

2.- Ser felices. Estamos en un mundo maravilloso, que en sí mismo encierra tanta belleza, que a veces no sabemos disfrutar de esos pequeños milagros que día a día nos toca vivir.

Es cierto que también lloramos y vivimos experiencias difíciles, dolorosas al extremo. Pero eso, también es parte del aprendizaje, de la experiencia de nuestra vida en la tierra.

Vive tu día, este día, como si fuera el mejor día de tu vida.

Date permiso de saborear, de sentir, de oler, de ver la inmensidad y el detalle de la naturaleza, siente el amor de las personas que te quieren, date permiso de ser simple, de reírte de tonterías, de valorar todo lo que tienes, de decir te amo, te necesito, te perdono.

Solo tenemos una vida. Hagamos que sea la mejor vida que podemos tener.

Cuando te toque llegar a la línea, como dices, que sea en plenitud, sin pendientes, sin nada guardado por vivir. Satisfecha y feliz de haber vivido. En paz contigo misma y con el mundo. Que puedas hacer tuyo el verso de Amado Nervo: nada te debo, nada me debes, estamos en paz."
 
 
No se trata de no tener miedo a morir, eso es natural. Es tu instinto de conservación haciendo su trabajo.
 
Se trata de vivir de una forma plena, hasta donde las circunstancias te lo permitan.
 
Empecemos un nuevo año, con la vista puesta en el futuro, sin lamentar nada de lo pasado, pero con los pies y la mente en el presente.
 
Feliz inicio de año 2014.

Ricardo