La vida, nuestra vida, es esencialmente presente. Desde el momento en que nacemos, hasta el momento en que dejamos este mundo, es presente. Nadie muere la víspera, dice un dicho. Cada quien morirá en el momento que le corresponde.
Nuestra mente es el mecanismo que administra toda la información que se acumula a lo largo de nuestra vida, en inmensos archivos que se van quedando guardados, hasta que algo, como un olor, un sabor, un sonido, una frase, se asocia con un recuerdo y lo recuperamos tan vivido como lo fue en su momento. Todo lo que hemos vivido, está ahí, celosamente guardado.
Nuestra mente es buena administradora, pero nunca pierde de vista su función principal: mantenernos vivos, resguardar nuestra integridad física, asegurarse que estamos a salvo. Para esto se sirve de todas las señales que vienen del exterior y que recibe a través de nuestros sentidos, así como de nuestro interior, como son nuestros instintos, las experiencias y los recuerdos.
Aquí es donde se generan nuestras emociones, a partir de la información que recibimos y de acuerdo al significado que aprendimos a darle a cada cosa. Si no recibimos la información, no se genera la emoción.
Por ejemplo, llegas a tu casa y ves que hay algo en un rincón. Puede ser un pedazo de cable o puede ser una víbora. Si crees que es un pedazo de cable tirado, no representa ningún peligro para ti y la emoción no se dispara. Si la identificas como una víbora - tu mente tiene registrado que hay víboras venenosas, que te puede morder y puedes perder la vida - entonces la emoción se dispara y te asustas, gritas, pides ayuda, buscas algo para matarla.
De manera similar, si llegamos a nuestra casa, no vemos la víbora y ésta se va sin que nos demos cuenta, entonces la emoción no se dispara. No nos dimos cuenta de que quizá estuvimos en peligro de morir.
Otra característica de la mente, es que trabaja constantemente con los recuerdos de las experiencias y de la información que hemos aprendido. Tiene que estar constantemente revisando el pasado, para compararlo con lo que está pasando en el presente y asegurarse que todo está bien. Por eso le cuesta tanto trabajo mantenerse en el presente.
Además, nuestra mente aprende a evaluar lo que pasa en el presente y en función de eso, trata de prever el futuro, es nuestra herramienta para planear, para hacer proyectos, para crear expectativas. A veces estamos más preocupados por lo que podría pasar en el futuro - cercano o lejano - que en darnos cuenta de lo que tenemos en el presente.
En resumen, nuestra mente se mueve constantemente hacia el pasado y hacia las expectativas del futuro, por lo que es tan difícil que se quede en el presente.
Y sin embargo, todo lo que tenemos es presente, aquí y ahora.
Así que me dije a mi mismo: "mi mismo, tenemos que hacer algo"
Lo primero es recordar que no somos la mente, que no somos el cuerpo. El cuerpo y la mente son nuestras herramientas para vivir la experiencia humana. Nosotros somos la conciencia detrás de la mente, la energía vital que le permite vivir a esta máquina maravillosa que es nuestro cuerpo.
En segundo lugar, hay que entender que nuestra mente es la administradora de los recursos que hemos acumulado a lo largo de la vida, de nuestras experiencias y recuerdos. Pero que sea la administradora no quiere decir que sea la que manda.