“Deja que la disciplina se encargue de las pequeñas cosas que no te agradan.....
y puedas dedicar tu vida a hacer las grandes cosas que si te gustan.”
Hasta las cosas más insignificantes pueden ser muy pesadas si las haces de mala gana. Si de todos modos tienes que hacerlo, hazlo con gusto. Te darás cuenta de que fácil y rápido terminas de hacerlo.
Para aquellas cosas que son rutinarias, puedes trabajar en formar el hábito de hacerlas de la manera más práctica y sencilla que encuentres. Una vez que se convierte en un hábito, lo haces sin estar analizando si te resulta agradable o no; ya tienes la disciplina para hacerlo y lo llevas a cabo de forma rápida y eficiente.
Entonces, te podrás dedicar a disfrutar de aquellas cosas que si te gustan; son esas cosas que te permiten sentir la plenitud de la vida y que te cargan la pila. Son las cosas que te divierten, que disfrutas mientras las haces y te sientes totalmente satisfecho cuando las terminas.