viernes, 28 de noviembre de 2008

La felicidad es una puerta que sólo se abre por dentro



“La felicidad es una puerta que sólo se abre por dentro”

La felicidad es tu actitud ante la vida. Es como reaccionas ante las circunstancias que te tocan vivir, independientemente de que sean buenas, regulares o malas. Solamente depende de ti, no depende de otras personas, ni depende de que alcances objetivos o compres cosas.

Puedes ser feliz aunque no tengas pareja en este momento. Si la tienes, puedes compartir tu felicidad con ella, es decir, puedes ser feliz con tu pareja todo el tiempo que tu decidas, porque tu felicidad no depende de tu pareja, depende de ti. Incluso puedes ser feliz a pesar de tu pareja.

Puedes ser feliz sin ese coche nuevo que quieres comprar. Disfruta el proceso que te llevará a alcanzar esta meta y por supuesto, cuando tengas el coche nuevo, ¡pues disfrútalo! No quiere decir que te conformes y que no puedas querer tener un mejor coche. Quiere decir que eres feliz porque disfrutas lo que tienes y sigues trabajando para tener mejores.

Puedes ser feliz soltero. Pero también puedes ser feliz casado. Porque depende de tu actitud, depende de ti mismo. Recuerda, puedes disfrutar del proceso sin tener que esperar a que alcances el objetivo.

Puedes ser feliz sin hijos, pero también puedes ser feliz con hijos, aunque sea uno, o dos o tres o los que tengas. Disfruta el tiempo que pasas con ellos, aprende de ellos, sobre todo si son pequeños, te pueden enseñar como vivir disfrutando el momento presente, como olvidar los pleitos en dos minutos, como perdonar y como compartir tu amor con los demás.

Tú decides. Lo mejor de todo es que siempre puede decidir. Puedes decidir que vas a disfrutar de la vida, que vas a disfrutar de hacer bien tu trabajo, que vas disfrutar lo que te comas hoy, que vas a disfrutar de convivir con las personas que quieres, que vas a encontrar el lado bueno en casi todas las cosas. Me puedes decir que no siempre es posible, pero si lo intentas, te darás cuenta de que la mayoría de las veces, te puedes reír hasta de ti mismo y no tomarte las cosas tan a pecho.

Si parece difícil, quizá tengas que empezar por la parte más importante: tú mismo.

Sonríe, aunque sea un poco a fuerzas. Sonríe, aunque las cosas no parezcan tan buenas. Con la práctica los músculos de la sonrisa se van fortaleciendo, se va formando un hábito. El día menos pensado, la gente te preguntará… ¿Cómo le haces para estar siempre feliz?