lunes, 4 de junio de 2007

Todos fracasamos

Todos fracasamos. Pero lo que duele no es el fracaso. Lo que duele es saber que no diste lo mejor de ti.

(Del libro: ¡Sea feliz ya!, de Andrew Matthews)

Un fracaso puede ser el resultado de un error, pero el hecho de que fracasemos en algo, no quiere decir que no seamos capaces de lograrlo. Quiere decir que nos falto hacer algo o que hicimos algo mal. Siempre tenemos la oportunidad de aprender; entonces, lo volvemos a intentar, pero ya de otra forma.

Lo importante es entender que no hay nada malo con nosotros mismos, solo estamos aprendiendo como hacer bien las cosas. Los fracasos son más bien, una lección de vida.

Uno de nuestros objetivos en la vida, es aprender. Nunca dejamos de aprender, hasta el último momento de nuestra vida. Nuestros éxitos nos confirman nuestra capacidad para lograr lo que nos proponemos; quiere decir que hemos aprendido la forma correcta de hacer algo. A eso le llamamos experiencia y es parte de nuestro proceso de crecimiento.

En cambio, nuestros fracasos y errores, nos enseñan que algo hicimos mal o que tomamos el camino equivocado. Por cada uno de estos eventos desafortunados, tomamos una lección, aprendemos que son las formas equivocadas, para no repetirlas.

Pero los errores propios no son la única forma de aprender, ¡nadie vive tanto tiempo!, ni es capaz de cometer todos los errores del mundo. Por lo general aprendemos de otras personas, ya sea porque nos enseñan la forma correcta de hacer las cosas o porque los vemos equivocarse y fracasar.

Tenemos infinidad de formas de aprender: explicaciones, ejemplos, lecturas, historias.

Lo importante es saber que los fracasos y errores, son experiencias tan valiosas como los éxitos. Y que un fracaso, es solo eso, un fracaso. No tiene nada que ver con nuestras capacidades o nuestro valor como persona.

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